Represiones brutales en las que se han visto golpes con porras, uso de gas pimienta y granadas de luz, ya se han convertido en el sello particular del movimiento 'Ocupa Wall Street'. Sin embargo, después de varios meses empleando la violencia en el desalojo de los 'indignados', los propios agentes afirman sentir empatía y respeto por los activistas, pero no quieren demostrar esos sentimientos para no perder su trabajo.
En medio de tantas agresiones, durante las que han sido arrestados hasta ancianos, resultaría difícil creer que se puede encontrar un hueco de tolerancia y ni siquiera imaginar apoyo por parte de la Policía hacia los 'indignados'. Sin embargo, el entusiasmo y la convicción en sus principios hacen que 'Ocupa Wall Street' empiece a ganar adeptos al otro de la calle.