Este 2 de enero Irán lleva a cabo una nueva serie de lanzamientos de prueba de sus misiles de nueva generación y continúa con el simulacro del cierre del estrecho de Ormuz, la vía por donde fluye el 40% del tráfico de petróleo mundial. La nueva etapa de tensiones agudizadas entre Washington y Teherán tiene lugar dos días después de entrar en vigor nuevas sanciones económicas de EE. UU. contra Irán.
"No tuvimos ninguna orden de bloquear el estrecho de Ormuz", precisó el comandante de la Marina iraní, el almirante Habibolá Sayari, detallando que se trata de un ensayo táctico en el marco de las maniobras 'Velayat 90' (en farsi, 'Dominancia') en el Golfo Pérsico. Al mismo tiempo, Teherán acentúa que el objetivo del ensayo era "hacer imposible el tráfico de cualquier tipo de embarcación por Ormuz".
"EE. UU. está esforzándose haciendo todo lo posible para imponer cada vez nuevas sanciones contra Irán. Si la exportación de crudo iraní está en peligro, a lo mejor Irán no bloqueará el estrecho de Ormuz, pero puede obstaculizar la navegación en esa área. En este caso existe el riesgo de que empiece un conflicto que puede agravarse y provocar una guerra", comentó a RT Hisham Jaber, director del Centro de Estudios de Oriente Medio de Beirut (Líbano). El analista político puntualiza, además, que las sanciones contra Irán afectan no solo a este país, sino a los consumidores internacionales de su petróleo, como China y Japón, en primer lugar.
Intrigas militares de EE. UU.: armamento para países limítrofes con Irán
Estados Unidos venderá armas a Irak por 11.000 millones de dólares y también 84 aviones de combate a Arabia Saudita. Cada uno de estos hechos quizá no parece algo extraordinario, pero para los especialistas son señales claras de nuevas intrigas peligrosas de Washington en el mundo árabe, en el contexto del programa nuclear de Irán. ¿Y si estas armas terminan apuntando al propio EE. UU.?
Peligros internos de Irak
A pesar de la desestabilización de la situación en Irak, la administración de EE. UU. no planea poner fin a su presencia militar allí ni siquiera después de la retirada de sus tropas del país árabe.
La ayuda militar incluye aviones de combate, tanques, vehículos militares, chalecos antibalas y municiones. Se supone que todo esto servirá para proteger el país de peligros exteriores y restablecer el Ejército iraquí que en la época de Saddam Hussein fue uno de los más grandes del mundo. Pero en realidad, este armamento también puede emplearse en conflictos internos entre la población chií y suní, y cada vez hay más señales de que tales tensiones se agudizan. Los analistas destacan el fortalecimiento del Gobierno pro chií y advierten de la posible creación de un sistema unipartidario y de represiones religiosas en Irak.