Hay leyes, y leyes; acusados, y acusados. Y hay fechas, y fechas. Menos de 24 horas después de una sonora protesta contra proyectos de ley sobre copyright en los EE.UU., el FBI detiene con gran fanfarria a cuatro personas y organiza una redada por medio planeta.
La acusación, 'piratería' de propiedad intelectual. El alcance, mundial. Resulta difícil juzgar las leyes de otros países y su ejecución. Pero lo que está claro es que, aparte de los detalles técnicos de la acusación y los acusados, el que será conocido como 'caso Megaupload' despierta toda una serie de cuestiones, incluso en un primer y somero análisis. Cuestiones interesantes, inquietantes, y llamativas. Cuestiones que pueden resultar, a largo plazo, vitales para la Red. Algunas de ellas están aquí.
Una cuestión internacional
Lo primero que llama la atención es que ninguno de los acusados es estadounidense o reside en este país; se trata de nacionales y/o residentes de Hong Kong, Nueva Zelanda, Alemania, Eslovaquia, Turquía, Estonia y Holanda. Cuatro de ellos han sido detenidos en Auckland (Nueva Zelanda) a petición de las autoridades estadounidenses, mientras que otros tres se encuentran en paradero desconocido.
En la operación han participado varias agencias policiales estadounidenses (FBI, Aduanas del departamento de seguridad interna), neozelandesas (policía, agencia de crimen financiero y organizado, oficina legal de la Corona, fiscal general), de Hong Kong (aduanas, ministerio de justicia), del Reino Unido (policía metropolitana), de Canadá (policía montada, unidad de crimen tecnológico y unidad de asistencia internacional del ministerio de justicia), de Holanda (policía y fiscal de grandes fraudes y crimen medioambiental de Rotterdam) y de Alemania (policía federal y fiscalías). Además de departamentos gubernamentales del Reino Unido, Australia y Filipinas.