Dice que supondrá una fuga de capital en los países de la periferia del euro.
Detesto decirlo porque es como gritar "fuego" en un teatro lleno, añade.
Reitera su acusación de que la líder alemana hace una "política zombi".
"El BCE debería reducir los tipos de interés y prestar ilimitadamente dinero".
"Detesto decirlo porque es como gritar "fuego" en un teatro lleno. Pero no hay alternativa. Todas las soluciones que se discuten no sirven para remediar el desastre", dijo Krugmann.
La salida de Grecia de la eurozona tendrá como consecuencia, según Krugmann, una fuga de capital en los países de la periferia del euro y una retirada masiva de depósitos pero el Banco Central Europeo (BCE) tiene la posibilidad de hacer frente a la situación con inyecciones de liquidez.
Además, según Krugmann, políticamente los casos de Italia y España son "más fáciles que el de Grecia porque sus problemas no surgieron de la irresponsabilidad absoluta".
Intervención limitada del BCE
"Se podría argumentar diciendo que hemos echado a los malos pero tenemos que salvar a los buenos", ha dicho el economista. Sin embargo, para controlar la situación en España e Italia se requiere, según Krugmann, una intervención ilimitada del BCE.
Krugmann, además, ataca duramente la política de ajustes pregonada por el gobierno alemán de Angela Merkel y reitera su acusación de que la líder alemana hace una "política zombi".
"La naturaleza de los zombi es que siguen caminando y tropezándose sin importar cuantas veces los hayas matado. Lo mismo ocurre con la política de ahorro y ajustes. Por lo menos desde hace dos años es claro que no lleva a ninguna parte y sin embargo se sigue predicando y presentando como un modelo de éxito", explica Krugmann.
Política para España o Italia
Sin embargo, Krugmann tampoco considera viable para países como España o Italia una política keynesiana de impulso a la coyuntura porque, dice, no se podría financiar.
"Decisiones auténticas sólo pueden tomarse en Fráncfort o en Berlín", dice Krugmann. Según Krugmann, el gobierno alemán debería permitirle al BCE "no exagerar" en su lucha contra la inflación.
Además, el BCE debería reducir los tipos de interés y prestar ilimitadamente dinero a los bancos y a los gobiernos. El gobierno alemán, mientras tanto, debe evitar caer en la "locura del ahorro" para no aumentar la presión.
Krugmann, sin embargo, se muestra escéptico a que esas ideas se lleven a la práctica.