Mientras los activistas temen que las recientes detenciones de manifestantes perjudiquen la imagen de ese colectivo social y político, algunos analistas opinan que convertir a los defensores de los derechos de los trabajadores en enemigos de la nación no resulta complicado en EE. UU. Con acusarlos de terrorismo -dicen- es suficiente.
La preocupación surge después de que el FBI detuviese a comienzos de este mes a cinco hombres sospechosos de instigar un complot anarquista. Según los servicios de seguridad, este grupo, vinculado con Ocupa Cleveland, planeaba aplicar medidas violentas para expresar sus convicciones políticas.
Este caso permitió a las autoridades enturbiar la reputación e intenciones del movimiento Ocupa, presentando como criminales a varios de sus miembros.
"Esto denigra al movimiento Ocupa Wall Street, pero este es el objetivo", afirma el exinformante del FBI Craig Monteilh, quien no descarta que ocurran episodios similares en el país.
"Tal vez en seis meses habrá otro más y el movimiento estará tan contaminado que nadie querrá estar cerca de ellos, puesto que podrían tener algún plan terrorista o complot", dice el exinformante del FBI en declaraciones a RT.