Las recientes revelaciones de Bárcenas, en las que acusa a Rajoy y a Cospedal de cobrar en negro, han motivado movilizaciones en 50 ciudades
El escándalo Bárcenas ha agudizado aún más las tensiones entre los españoles y la cúpula gobernante. Un 83% de la población estima que el Partido Popular se financiaba con el dinero negro que proporcionaban empresarios y financieros, según las últimas encuestas. La indignación ciudadana desembocó en protestas y enfrentamientos con la Policía la noche del jueves.
Miles de personas indignadas se movilizan al grito de "¡Que se vaya la mafia!". Policía amenaza a la prensa
Miles de personas han salido a las calles de ciudades de todo el país en contra de la corrupción y la impunidad del gobierno. El pico más alto del 'caso PP' se ha alcanzado esta semana al conocerse las comunicaciones entre Mariano Rajoy, presidente del país y el ex teesorero del Partido Popular. Es un clamor general en todas las ciudades donde se han y se están manifestando, el pedido de dimisión del gobierno.
Ayer #18J fue más evidente que nunca en las manifestaciones absolutamente pacíficas pidiendo la dimisión de Rajoy que sembraron las calles de España de verdades (La ‘barbacoa de chorizos’ acabó con descargas policiales), la derecha del estado español (cada vez más amplio su espectro que ya engulle al PSOE) está atrincherada en la violencia. La violencia política que ejercen desde una supuesta democracia gobernada a golpe de decretazo, la violencia económica que ejercen desde los desahucios o la sanidad robada que ya no atiende a los más débiles, 0 la educación convertida en privilegio, o las multas a manifestantes precarios que demandan justicia, o el saqueo de los ahorros a los más desvalidos en las preferentes de Bankia y mil bancos más, o la precarización laboral mientras la élites multiplican beneficios, y, finalmente, la pura violencia física que su aparato represor policial ya aplica sin pudor, desproporcionadamente y con chulería.
Por supuesto, los bastiones del PP, Madrid, Valencia y otras tantas capitales, fueron los más violentos en la represión de los manifestantes que no se contentasen con esperar mansamente al otro lado de las vallas como trincheras que los gobiernos ladrones plantan sin disimulo frente a la ciudadanía a la que deberían dar explicaciones. A cualquiera que se atreva a mostrar algo de rabia o a no disimular su indignación se le arrea con la porra, se le pide el carnet de identidad o se le arrastra hasta el furgón para “ajustarle las cuentas” a cobijo de las miradas indiscretas de los poquísimos (cada vez menos) periodistas a los que se permita hacer su trabajo.
Como siempre, el gran Juan Carlos Mohr, activista y generoso fotoperiodista, ha grabado y editado este video en el que se ve la brutalidad policial en Madrid anoche, agresiones a periodistas incluidas:
Cabe preguntarse si no hay un cierto rencor contra el pueblo que se atreve a denunciar sus trapicheos mafiosos, sus escandalosas corruptelas, su cínico robo y estafa con una sonrisa suiza. La gente de bien, los que no son capaces de mirar hacia el otro lado por unas migajas, se ha cansado de escuchar disculpas del PSOE y chulerías del PP. Queda claro que no son políticos, son mafiosos. No en balde #QueSeVayaLaMafia fue el hashtag y el grito unánime en las manifestaciones.
La represión es tal que al pueblo empieza a recordarle ciertas situaciones del franquismo, del terrible asedio de Madrid más concretamente. En twitter empezó a circular una foto con el inquietante pie o admonición: Hoy hace 77 años que el pueblo de Madrid se tiró a la calle para defender la democracia. Tal es la sensación de caos y desamparo que los ciudadanos empiezan a sentir. Nadie paga cuentas, nadie va a la cárcel, los casos de corrupción, de robo a mano armada y de reparto de botines se multiplica por días y mientras al pueblo, a los más desfavorecidos a los más vulnerables, se les arranca uno a uno sus mínimos recursos, sus escasas posibilidades de asistencia, de educación, de techo, de alimento. Y mientras los privilegiados nos dan mayores dosis de entretenimiento y se ríen en nuestra cara. y cuando una porción (muy pequeña aún, por desgracia) ignora esas trampas y se echa a la calle a gritarles “no nos engañáis, sabemos lo que estáis robando”, se limitan a subir la dosis de violencia, de chulería policial, de multas y escarmientos que disuadan al personal de la conveniencia de decirle al emperador que va desnudo.
Pero por más Cifuentes sádicas y serviles que animen a sus jaurías policiales a ser cada vez más salvajes, más brutales, más desmesurados, la población sigue respondiendo, saliendo a la calle, aún a coste de su poco dinero, de su integridad física, de su agotamiento.
Como puse anoche en twitter: Cuanto más os atrincheréis en la violencia mas contundente será la respuesta #QueSeVayaLaMafia #ElMiedoVaACambiarDeBando. Porque les guste o no, los Chikos del Maiz (Madrid) y Habeas Corpus (Valencia) o nuestro Alfon, sufridor de su represión injustificada, tienen razón, saben lo que ocurre en la calle, más allá de las cajas fuertes, los pactos y los guardaespaldas: el miedo va a cambiar de bando.
Hace semanas que nos desayunamos las noticias de Bárcenas, de Cospedal, de Arenas, Ana Mato, Aznar... Del PP. De Rajoy. Llevamos meses desayunando sobres, sobresueldos ilegales, comisiones irregulares, financiación ilegal, cuentas en Suiza e indemnizaciones en diferido.
Desde hace dos años Mariano Rajoy pide confianza, certidumbre y estabilidad para salir de la crisis. Es probable que tenga razón y necesitemos las tres cosas. Pero a su vez, eso explica que no pueda seguir ni un minuto más al frente del Gobierno de un país empobrecido por su corrupción que va más allá de cobrar sobres, que consiste en gobernar para la élite financiera y empresarial que los llenaba.
Para construir un futuro para todas y para recuperar la democracia necesitamos echar al gobierno juntos. Por eso vamos a estar en las calles, peleando cada palmo de terreno al gobierno de la mafia para recuperar cada día de nuestro futuro.
#QueSeVayanTodos
#QueSeVayaLaMafia
#DemocraciaSinMafia