Lampedusa, la globalización de la indiferencia
¿Dónde detenemos la Historia, las fronteras cambiantes que muestra este mapa? ¿En qué siglo, en qué año, en qué Estado, en qué ventaja para uno y desventaja para otro? ¿Quién es el extranjero, quién el lugareño? Hablamos de derechos humanos, un viejo anhelo que toma cuerpo de ley en 1945 con la declaración universal. El hundimiento en Lampedusa es la última gota de un largo vaso sin fondo: son más de 8.000 los muertos desde 1990. Este papa tan inusualmente cristiano, y que tiene revolucionado al orbe conservador, calificó lo ocurrido en Lampedusa de manera rotunda: "Una vergüenza". También habló de la globalización de la indiferencia.
La UE se mueve ante la presión mediática, y solo por ella. Propone patrullas europeas en el Mediterráneo, como si ese fuese el problema. Es urgente impulsar una política común, unitaria, sobre inmigración; no dejar al albur de gobiernos ultras o populistas la suerte de miles de personas sin papeles. Así sucedió con la vergonzosa ley italiana de 2002 de Angelino Alfano, delfín de Silvio Berlusconi hasta su traición de la semana pasada.