Las consecuencias de ello las pagaremos los ciudadanos, tanto como paciente (pues la calidad será peor y seremos una mercancía) como con nuestro dinero pues tendremos que pagar de nuevo de nuestros bolsillos una sanidad que ya pagamos con los impuestos.
Los recortes y privatización de la sanidad no se justifican económicamente, el único motivo es que es un gran negocio que ciertos mercados ansían conseguir.
Nuestra salud y nuestra enfermedad será una mercancía
Por todo ello, el 15 de ENERO vamos a gritar que "Nuestra Salud No está en Venta, que es un derecho, no un negocio"
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