Una protesta pacífica contra la remodelación urbana en Estambul derivó en la mayor ola de indignación popular que el Gobierno de Erdogan ha presenciado en diez años en el poder y que pone al desnudo una amplia lista de problemas dentro del país.
Las consecuencias económicas de las masivas protestas que sacudieron Turquía esta semana se calculan en unos 40 millones de dólares. Pero más que las cifras, lo importante es que la política del Gobierno se parece cada vez más a una pieza de rompecabezas que no coincide con el proyecto de los manifestantes.
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