El asesor principal de Naciones Unidas en temas de pobreza y desarrollo, Bernardo Kliksberg, consideró que el mundo transita por "una crisis estructural del capitalismo salvaje, la más grave del sistema económico mundial en los últimos 80 años".
Kliksberg, académico y autor de 50 libros, reconocido mundialmente por su incansable lucha contra la pobreza, y que obtuvo numerosos reconocimientos en distintas instituciones prestigiosas, acaba de cosechar dos distinciones más.
Por un lado, su best seller "Primero la Gente" logró perforar el riguroso mercado chino, para lo que acaba de ser editado y publicado en Mandarín.
Por otro lado, obtuvo la semana pasada la distinción del Honoris Causa de la prestigiosa Universidad Hebrea de Jerusalén, entidad que albergó a siete premios Nobel en distintas disciplinas logrados en los últimos siete años.
La prédica de Kliksberg contra la pobreza durante toda su vida cobra relevancia hoy más que nunca, ya que "no son sólo países periféricos los que sufren la pobreza sino los países más ricos".
Las cifras que aportó el académico durante la extensa entrevista concedida a Télam -aquí se replican sólo algunas- dan escalofríos: 25 millones de personas están sin empleo en Estados Unidos, y otras 25 millones están en igual situación en Europa; el desempleo juvenil en esos países tiene tasas elevadísimas desde el 25 por ciento al 47 de dicha población activa, al punto de que los jóvenes que ingresaron al mercado laboral en el 2008 nunca consiguieron aún su primer empleo; las clases medias caen en picada; y las tasas de suicidios se elevan exponencialmente en países críticos como Grecia.
Este salvajismo capitalista, un "horror social", como lo definió, es para Kliksberg fundamentalmente consecuencia de: "la falta de ética en las economías capitalistas desarrolladas" y, la segunda razón, "que las reglas del capitalismo maximizan las desigualdades. Los mercados demostraron que generaron altísimas desigualdades si no están regulados", dijo.
En este sentido, Kliksberg cargó contra los economistas ortodoxos, incluso los de este país -de quienes evitó dar nombres- que lo tildaron a él y a un grupo de economistas en el que están incluidos Joseph Stiglitz y Paul Krugman, ente otros, de "naif".
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