Los países de la Unión Europea han llegado al acuerdo de no importar petróleo de Irán como medida de presión para forzar a la República Islámica a renunciar a un programa nuclear que Occidente sospecha con inquietud dirigido a hacerse con la bomba atómica. La decisión llegó a disparar el precio del barril en casi dos dólares, hasta los 114, pero a lo largo de la sesión la subida se moderó. El acuerdo político de los Veintisiete debe aún ser complementado con la crucial puesta en práctica de lo pactado, que podría suponer desequilibrios para algunos socios, como España, que en 2010 fue el país comunitario que más dependió del petróleo importado de Irán. A dia de hoy España compra un 14% del petróleo importado en Irán y sería junto con Grecia e Italia el país europeo más afectado en caso de que la UE formalice su principio de acuerdo sobre el embargo de crudo iraní, indicaron a Europa Press en fuentes del sector energético.
"Eso es lo más complicado", comenta una fuente diplomática europea refiriéndose a la aplicación del acuerdo y tras reconocer que se ha hecho ya parte del camino decidido por la Unión el pasado mes diciembre. "Hay casi acuerdo en el principio, pero no en la puesta en práctica", apuntaba ayer la fuente, introduciendo la palabra "casi" donde otras fuentes no lo hacen. "Hay acuerdo de principio", aseguran los más taxativos. "Ya no es una cuestión que se discuta".
La primera vez que se planteó el asunto, en el consejo de ministro de Exteriores del pasado 1 de diciembre, a algunos países les pilló a contrapié. Grecia, por ejemplo, recibe crudo iraní, a razón del 14% del total de su consumo, con pago muy aplazado, lo que conviene a un país con las arcas públicas exhaustas. El 14,6% del petróleo que importa España procede de Irán. Es la mayor dependencia porcentual entre los Veintisiete. Interrogada sobre el particular la entonces ministra, Trinidad Jiménez, respondió: "De aquí a que se adopten las sanciones, España podría buscar otras alternativas" de aprovisionamiento energético.
El comisario de Energía, Günther Oettinger, ha señalado que en caso de necesidad se podría recurrir a otros países, en particular Arabia Saudí, ya cuarto proveedor de crudo de la UE tras Rusia, Noruega y la Libia de Muamar Gadafi, que todavía debe recuperar la capacidad de producción de antes de la guerra. Irán sigue a los saudíes como proveedor comunitario.
Es la letra pequeña que queda por perfilar. Los distintos Gobiernos siguen debatiendo si el embargo debe aplicarse en el momento en que el Consejo lo decida, en principio en su reunión del próximo día 30, o se debería esperar algún tiempo. Francia que solo recibe el 2,8% de su crudo de Irán ya dejó entrever en el pasado que, una vez aprobado el principio, cada país debería actuar con la rapidez que sus circunstancias lo permitan. Alain Juppé, ministro de Exteriores francés, de visita ayer en Lisboa, reconoció que habrá que buscar medios para dar satisfacción a los países que temen por las consecuencias del recorte: "Deberemos ofrecerles medios alternativos. Hay soluciones alternativas y creo que alcanzaremos el objetivo de aquí a finales de mes".
Alrededor del 6% del petróleo que importa la UE procede de los pozos iraníes, lo que convierte a los Veintisiete en el segundo cliente de la República Islámica tras China. En el pasado se ha debatido la pertinencia de una medida que sólo afectaría relativamente a las exportaciones de Teherán y más teniendo en cuenta que no implicaría a su primer cliente.
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