La base de la Fuerza Aérea británica de Menwith Hill, en el Reino Unido, no cumple con su objetivo básico: alertar a la población de una posible amenaza aérea. Es lo que denuncian los activistas ingleses, inspirados por el movimiento 'Ocupa'. Además exigen frenar el flujo de fondos públicos para su financiamiento e invertirlos en la educación y sanidad.
La instalación, situada en medio de los valles del condado de Yorkshire, Inglaterra, parece un observatorio astronómico. Pero los datos que allí se recogen van mucho más allá de la ciencia. En realidad este complejo es una base de espionaje que constituye un eslabón del sistema de alerta temprana del escudo antimisiles de EE. UU. que se sigue desplegando en Europa.
En cada uno de estos recintos hay una antena parabólica mediante la cual se recibe información de varios satélites, mientras surcan su fase orbital sobre los países de Eurasia y África. Luego los datos recabados se envían a los centros estadounidenses y pueden ser usados en operaciones especiales que incluyen a veces bombardeos con aviones no tripulados.
"Esto es parte de este inmenso organismo que está envolviendo al mundo y extensas superficies en diferentes lugares como Menwith Hill", asegura el manifestante antiarmamentista de Yorkshire, Dave Webb. "Todos se conectan entre sí. Es parte de la maquinaria bélica estadounidense".
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